Tiene acción diurética: es rico en antoxidantes, por lo que combate contra los radicales libres del organismo y elimina las toxinas a través de la orina. Por ello se recomienda para combatir la retención de líquidos.

Para la circulación: es un excelente estimulante circulatorio que favorece la irrigación sanguínea en el cerebro, lo cual facilita una mayor concentración y retención de conocimientos. También puede aliviar sensaciones de vértigo y desequilibrio por problemas puntuales de irrigación sanguínea en el cerebro. En problemas de insuficiencia venosa, como flebitis, varices y hormigueos en pies y manos, se combina con plantas que fortalezcan su acción, como la vid roja, el rusco o el castaño de Indias.

Para la memoria: por sus propiedades circulatorias el romero se muestra como una ayuda válida en el tratamiento de síntomas seniles y para apoyar el esfuerzo intelectual de estudiantes, creativos o investigadores, obligados a hacer arduos ejercicios de memorización de datos y conocimientos.

Para el sistema nervioso: contribuye a eliminar la jaqueca, si es de origen nervioso o digestivo, y tiene un claro efecto reparador, que reequilibra las funciones de los órganos que han quedado afectados después de una larga enfermedad o en situaciones de debilidad crónica o astenia.

Para el apetito: actúa también como tónico digestivo, que favorece la secreción de fluidos gástricos (es colagogo, es decir, que facilita la secreción de bilis) y la salivación. Gracias a estas propiedades el romero es un buen recurso para devolver el apetito tras episodios de desgano o indisposición estomacal.

Para el colesterol: ayuda a reducir el colesterol LDL combinado con otras plantas con efectos hipocolesterolemiantes más evidentes, como la alcachofa, el jengibre o la judía.

Para el sistema digestivo: presenta un efecto restaurador sobre el hígado y la vesícula, reparando los daños infringidos por trastornos digestivos, alimentos en mal estado e intoxicaciones. Favorece la expulsión de los cálculos biliares y evita la aparición de gases y flatulencias.

Para el dolor: en uso externo, el alcohol de romero se revela como un poderoso y efectivo remedio tradicional contra los dolores reumáticos, neuralgias y dolor en hombros y espalda.

Para problemas menstruales: es útil en amenorreas y dismenorreas, síndrome premenstrual.

Para el pelo: el alcohol de romero se usa igualmente para tratar la alopecia o la caspa o la pérdida de brillo en el cabello, asociando el romero a la ortiga y la centella asiática.

Para la piel: el romero también es útil en determinadas dolencias cutáneas como dermatitis y eccemas, acné, picaduras de insectos, heridas superficiales, sabañones, moratones, quemaduras leves y llagas.

ROMERO

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Tiene acción diurética: es rico en antoxidantes, por lo que combate contra los radicales libres del organismo y elimina las toxinas a través de la orina. Por ello se recomienda para combatir la retención de líquidos.

Para la circulación: es un excelente estimulante circulatorio que favorece la irrigación sanguínea en el cerebro, lo cual facilita una mayor concentración y retención de conocimientos. También puede aliviar sensaciones de vértigo y desequilibrio por problemas puntuales de irrigación sanguínea en el cerebro. En problemas de insuficiencia venosa, como flebitis, varices y hormigueos en pies y manos, se combina con plantas que fortalezcan su acción, como la vid roja, el rusco o el castaño de Indias.

Para la memoria: por sus propiedades circulatorias el romero se muestra como una ayuda válida en el tratamiento de síntomas seniles y para apoyar el esfuerzo intelectual de estudiantes, creativos o investigadores, obligados a hacer arduos ejercicios de memorización de datos y conocimientos.

Para el sistema nervioso: contribuye a eliminar la jaqueca, si es de origen nervioso o digestivo, y tiene un claro efecto reparador, que reequilibra las funciones de los órganos que han quedado afectados después de una larga enfermedad o en situaciones de debilidad crónica o astenia.

Para el apetito: actúa también como tónico digestivo, que favorece la secreción de fluidos gástricos (es colagogo, es decir, que facilita la secreción de bilis) y la salivación. Gracias a estas propiedades el romero es un buen recurso para devolver el apetito tras episodios de desgano o indisposición estomacal.

Para el colesterol: ayuda a reducir el colesterol LDL combinado con otras plantas con efectos hipocolesterolemiantes más evidentes, como la alcachofa, el jengibre o la judía.

Para el sistema digestivo: presenta un efecto restaurador sobre el hígado y la vesícula, reparando los daños infringidos por trastornos digestivos, alimentos en mal estado e intoxicaciones. Favorece la expulsión de los cálculos biliares y evita la aparición de gases y flatulencias.

Para el dolor: en uso externo, el alcohol de romero se revela como un poderoso y efectivo remedio tradicional contra los dolores reumáticos, neuralgias y dolor en hombros y espalda.

Para problemas menstruales: es útil en amenorreas y dismenorreas, síndrome premenstrual.

Para el pelo: el alcohol de romero se usa igualmente para tratar la alopecia o la caspa o la pérdida de brillo en el cabello, asociando el romero a la ortiga y la centella asiática.

Para la piel: el romero también es útil en determinadas dolencias cutáneas como dermatitis y eccemas, acné, picaduras de insectos, heridas superficiales, sabañones, moratones, quemaduras leves y llagas.